El Comercio De La República - Los exportadores chinos de textiles esperan con ansiedad una reconciliación comercial con EEUU

Lima -
Los exportadores chinos de textiles esperan con ansiedad una reconciliación comercial con EEUU
Los exportadores chinos de textiles esperan con ansiedad una reconciliación comercial con EEUU / Foto: Greg Baker - AFP

Los exportadores chinos de textiles esperan con ansiedad una reconciliación comercial con EEUU

Rodeada de muestras de seda y tweed brillantes, Cherry, una exportadora textil china espera con ansiedad el resultado de las negociaciones comerciales con Estados Unidos este fin de semana, ya que los clientes estadounidenses constituyen casi la mitad de su cartera.

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Su empresa es una de las muchas compañías atrapadas y en la mira tras la escalada este año del enfrentamiento comercial entre Estados Unidos y China.

A Cherry le cancelaron pedidos estadounidenses y ahora espera desesperadamente que las negociaciones que comienzan el sábado en Ginebra aboquen en la retirada de los aranceles recíprocos que hacen que sea casi imposible hacer negocios.

"La situación va a ser muy mala si esto continúa", afirmó, ya que es escéptica a las afirmaciones de que su sector sea capaz de soportar una prolongación de los aranceles.

"Hace unos meses escuché decir a gente que les habían cancelado muchos contenedores (...) Algunas fábricas ya tuvieron que parar la producción".

Las ventas a Estados Unidos representaron el 18% del total de las exportaciones de textiles y prendas de vestir chinas en 2024, según Moody's Ratings.

Una parte importante de ellas procede de la provincia oriental de Zhejiang, una potencia industrial donde la ciudad de Shaoxing alberga el gigantesco y laberíntico mercado de Keqiao, conocido como "China Textile City".

En esta plaza hay 26.000 tiendas registradas que venden desde terciopelo hasta rayón o piel sintética, y es considerado como uno de los centros textiles más activos del mundo.

Sin embargo, cuando la AFP visitó las instalaciones esta semana, en un día de lluvias torrenciales, los clientes eran escasos y los vendedores estaban cabizbajos.

"Tengo miedo", declaró una comerciante de apellido Li, que precisó que su negocio se vio perjudicado por la agitación por los temores a una guerra comercial global.

"Este es mi trabajo, mi familia depende de él (...) Espero que lleguen a buen puerto", agregó.

- "Todos pierden" -

El secretario del Tesoro estadounidense, Scott Bessent, y el representante comercial de Estados Unidos (USTR), Jamieson Greer, se reunirán en Suiza con el viceprimer ministro chino, He Lifeng, el primer encuentro público desde que el presidente estadounidense, Donald Trump, lanzó una andanada de aranceles.

Estados Unidos impuso nuevos aranceles de hasta el 145% para muchas importaciones chinas, con gravámenes adicionales para algunos sectores específicos. China respondió con tarifas del 125% a los productos estadounidenses.

Un vendedor del mercado de Keqiao describió la situación como un "escenario en el que todos pierden".

Algunos de los clientes estadounidenses de sus colegas han aceptado pagar un depósito no reembolsable del 30% para iniciar la producción, bajo la premisa de que el pedido completo puede cancelarse si el nivel final de los aranceles, tras las negociaciones, sigue siendo demasiado alto.

Si eso ocurre, todos perderán dinero.

"Básicamente, ya no nos atrevemos a aceptar pedidos de Estados Unidos", afirma Zhou, un comerciante de 66 años, delante de montones de prendas en distintas gamas de caqui.

"Ni siquiera se puede cubrir el precio de coste, sobre todo con unos aranceles tan elevados".

Para empresas como la de su hija, que trabajaban principalmente con clientes estadounidenses, "el impacto es enorme", relata.

"Lo mejor sería que todos nos sentáramos a hablar y llegáramos a un acuerdo, sería bueno para todos, ¿no?".

Los indicios de una distensión, han traído a algunos de vuelta a la mesa de negociaciones.

Un exportador afirmó a la AFP que un cliente que había suspendido los pedidos, le dio recientemente luz verde para que comenzara la producción.

Sin embargo, en un taller de trajes de esquí situado en un centro de comercio electrónico a pocos kilómetros de distancia, Xiao Huilan, de 31 años, afirmó que muchas empresas locales perdieron dineros produciendo pedidos que después fueron recortados o suspendidos.

"A corto plazo, podemos arreglárnoslas, pero a largo plazo, las empresas no pueden sostenerlo", explicó.

"En una guerra comercial, nadie gana realmente. Lo que esperamos es la reconciliación, que todos puedan coexistir y prosperar juntos", concluyó.

P.A.Cruz--ECdLR