

Kirguistán impulsa la construcción de casas de arroz, una alternativa ecológica al hormigón
A simple vista, parece una obra más. Pero la nueva casa de Akmatbek Uraimov, en Kirguistán, está hecha con ladrillos de cáscara de arroz. Una alternativa ecológica a los materiales convencionales, en un país vulnerable al cambio climático y la escasez de agua.
Antes de optar por este insumo poco ortodoxo, Uraimov había estudiado otras opciones, pero finalmente concluyó que los bloques relativamente baratos hechos con cáscara de arroz eran la mejor solución.
"En términos de aislamiento, costo y construcción, resultó ser conveniente", explicó este habitante de Kyzyl-Kiya, en el suroeste de Kirguistán.
"La gente no lo conocía. Ahora lo ven, se interesan y llaman", relató a AFP.
Nursultan Taabaldyev es uno de los pioneros de esta tecnología en Asia Central, considerada una alternativa ecológica al hormigón, que consume mucha agua.
En un taller ubicado en su región natal, Batken, el aire estaba cargado de polvo de arroz procedente de la cáscara del cereal, que normalmente se tira o se quema.
"Están hechos de un 60% de cáscara de arroz. El resto es arcilla, cemento y un pegamento sin productos químicos", detalló Taabaldyev, mientras trabajadores con barbijos comprimían los ladrillos antes de secarlos y ayudaban a los clientes a cargar los bloques terminados en camiones.
Una vez secos, son tan resistentes como el cemento gracias al sílice presente de forma natural en el interior de las cáscaras.
"Esta idea se me ocurrió de chico, mientras hacía carpintería con mi padre," dijo a AFP.
El hombre, de 27 años, construyó "300 casas" en cinco años, primero con aserrín y luego con arroz.
- "Ningún peligro en particular" -
Cuando Taabaldyev empezó su proyecto, apenas había investigaciones sobre esta tecnología.
Sin embargo, el panorama empezó a cambiar. Varios estudios iniciales de diversos países como China, India o España destacaron las posibles ventajas económicas y medioambientales del uso de ladrillos de arroz en la construcción.
Su principal virtud es que requieren menos cemento, responsable de aproximadamente el 8% de las emisiones mundiales de dióxido de carbono, según cifras de 2023 del Foro Económico Mundial.
Habitante de una región montañosa y árida, Ykhval Boriyeva también se inclinó por los ladrillos de arroz, al apreciar sus cualidades aislantes.
Su casa se mantiene "caliente en invierno y fresca en primavera" gracias a la baja conductividad térmica de este cereal.
"Ahorramos carbón. Las paredes retienen bien el calor y el frío", afirmó.
El material abunda en la región de suroccidental de Bakten, donde se produce un tercio de la cosecha de arroz del país.
"Los residuos del arroz se arrojan a los campos, arden lentamente, dañan el medioambiente y no se utilizan como abono. Por eso decidimos reciclarlos", señaló Taabaldyev.
El problema de gestionar los residuos del arroz es incluso más grave en grandes productores mundiales como India.
Allí "31,4 millones de toneladas de cáscara de arroz llenan los vertederos y causan problemas medioambientales", según un informe publicado a finales de 2024 por Springer Nature.
"Los agricultores están encantados de que retiremos los residuos del arroz porque su acumulación crea un riesgo de incendio" en los graneros si la ventilación es deficiente, agregó el pionero kirguís.
No obstante, este riesgo de incendio no afectaría a los edificios construidos con arroz.
"No existe ningún peligro especial", según afirmó un funcionario regional del Ministerio de Situaciones de Emergencia del país asiático.
- Una solución ecológica -
Abdimamat Saparov es uno de los agricultores satisfechos con el enfoque innovador de Taabaldyev.
"Tras cosechar y secar el arroz, queda un 40% de residuos que no tenemos forma de procesar", afirmaba Saparov, al mostrar los montones con restos del cereal.
Esta abundancia hace que los bloques de arroz sean más baratos que los ladrillos de construcción ordinarios, otro factor crucial en el sur de Kirguistán, donde el salario medio mensual ronda los 230 dólares.
El cemento es más caro en el país que en cualquier otro lugar de Asia Central, al punto que el gobierno está considerando añadirlo a una lista de productos esenciales para la población -junto con el pan y el petróleo- que permitiría frenar la subida de los precios.
Tras probar el éxito de su concepto en el país, Taabaldyev sueña con industrializar la producción, expandirse internacionalmente y seguir innovando con otros proyectos.
"Quiero ir a Kazajstán para fabricar ladrillos de caña y paja trituradas", sentenció.
E.Gutiérrez--ECdLR