El Comercio De La República - Bandas y Peso: Cambio crucial

Lima -

Bandas y Peso: Cambio crucial




El Banco Central de la República Argentina (BCRA) presentó en diciembre de 2025 una remodelación profunda del sistema de bandas cambiarias para el peso argentino. Hasta ese momento el esquema establecía una zona de flotación entre un piso y un techo que se movían 1 % por mes; esta variación quedó rezagada respecto de una inflación que superaba el 2 % mensual. Para corregir ese desfase y reducir la incertidumbre en el mercado de divisas, el BCRA decidió que, a partir del 1 de enero de 2026, el límite inferior y el superior se ajustarán mensualmente de acuerdo con el último dato del Índice de Precios al Consumidor (IPC) publicado por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec). Con esta modificación, los topes de la banda crecerán al ritmo de la inflación de noviembre de 2025 —calculada en torno al 2,47 %— mientras que el piso se desplazará en igual proporción hacia abajo.

Según la recalibración oficial, el rango de intervención que en diciembre de 2025 se situaba entre $ 921,20 y $ 1.518,52 por dólar mayorista pasará en enero de 2026 a $ 893,37 en el extremo inferior y $ 1.564,77 en el superior. El propósito de este ajuste es evitar que el techo de la banda pierda valor real frente a la inflación y mantener la cotización del dólar oficial dentro de un corredor creíble. El BCRA enfatizó que la medida otorga flexibilidad a la política cambiaria sin implicar necesariamente un alza del tipo de cambio, dado que la evolución del peso continuará determinada por la oferta y demanda diarias.

La autoridad monetaria subrayó además que el régimen seguirá cumpliendo su función de contener movimientos extremos del tipo de cambio. Si la cotización perfora el piso, el BCRA comprará divisas para sostener el valor del peso; si se acerca al techo, venderá dólares para frenar depreciaciones bruscas. Este mecanismo de intervención se acordó con el Fondo Monetario Internacional (FMI) en abril de 2025 como parte de la salida gradual del cepo cambiario.

Programa de acumulación de reservas y re‑monetización
Junto con el cambio en la actualización de las bandas, el BCRA lanzó un programa de acumulación de reservas internacionales que busca fortalecer la capacidad de intervención del banco y respaldar la re‑monetización de la economía. La entidad estima que, si la demanda de pesos avanza según su escenario base, la base monetaria —que representaba el 4,2 % del producto interno bruto (PIB) en noviembre de 2025— se elevará al 4,8 % en diciembre de 2026. Para abastecer ese incremento, el banco planea comprar alrededor de USD 10 000 millones en el mercado de cambios. En caso de que la demanda de dinero crezca un punto porcentual adicional del PIB, las compras de reservas podrían llegar a USD 17 000 millones.

El programa establece que las compras diarias de divisas no superarán el 5 % del volumen operado en la plaza cambiaria. Este límite pretende evitar que la intervención oficial distorsione el precio del dólar en jornadas de baja liquidez. En la práctica, el BCRA podrá realizar compras en bloque fuera del mercado oficial —por ejemplo, cuando provincias o empresas coloquen préstamos en dólares— siempre y cuando esas operaciones no alteren el funcionamiento normal del mercado. La autoridad monetaria aclaró que las adquisiciones serán discrecionales y dependerán de la evolución de la demanda de dinero, de la oferta de divisas y de las condiciones de liquidez.

Contexto económico y razones de la medida
El cambio de régimen llega después de un año de transición monetaria en el que se abandonó el crawling peg del 2 % mensual y se estrenó la flotación dentro de bandas. Entre abril y noviembre de 2025, la inflación anual descendió de casi 290 % a alrededor de 31,4 % gracias a la disciplina fiscal y a la eliminación de la emisión endógena asociada a pasivos remunerados. Sin embargo, la combinación de elecciones de medio término, volatilidad financiera y salida de Letras Fiscales de Liquidez provocó episodios de dolarización que llevaron al dólar mayorista a tocar el techo de la banda y obligaron al BCRA a vender más de USD 1.100 millones en tres días. En otras ocasiones, con apoyo del Tesoro estadounidense, el organismo consiguió contener la cotización vendiendo sumas menores.

El retraso del techo de la banda respecto de la inflación generó incertidumbre, ya que la referencia del tipo de cambio se encarecía menos que los precios. Economistas señalaron que esa brecha incentivaba expectativas de devaluación y dificultaba la reconstrucción de reservas. Al sincronizar ahora el movimiento de la banda con la inflación local, la autoridad monetaria busca restablecer la credibilidad de su esquema cambiario y reducir la volatilidad del mercado. La medida también responde a exigencias del FMI, que había planteado la necesidad de una estrategia más clara para acumular reservas.

Repercusiones para el peso y perspectivas
El impacto inmediato sobre el peso argentino dependerá de cómo evolucione la inflación y de la reacción de los agentes económicos. Al acelerar el deslizamiento de la banda superior, el BCRA reconoce que el dólar oficial podría subir más rápido si la inflación no cede; sin embargo, al permitir la compra de divisas dentro del corredor, la autoridad monetaria refuerza su poder de intervención y puede evitar depreciaciones aceleradas. El banco ha destacado que la nueva flexibilidad en la banda debería disminuir la incertidumbre y alinear las expectativas de mercado.

Para enero de 2026, analistas privados proyectan que el techo del dólar mayorista alcanzará unos $ 1.564, frente a los $ 1.541 que habría marcado con un ajuste del 1 %. La banda inferior, por su parte, se ubicará en torno a $ 893,37, lo que deja espacio para que el peso gane o pierda valor según la dinámica de oferta y demanda. En cualquier caso, la continuidad del esquema depende de que la inflación siga un sendero decreciente y de que el BCRA logre reponer reservas sin generar presiones adicionales sobre el tipo de cambio.

El programa de acumulación de reservas prevé aprovechar los excedentes de pesos derivados de un eventual crecimiento económico. Si el incremento de la base monetaria ocurre por un aumento en la demanda de dinero y no por financiamiento monetario al Tesoro, la emisión asociada a las compras de dólares no debería añadir presiones inflacionarias. Sin embargo, si la demanda de pesos se debilita, el BCRA tendrá que esterilizar la expansión monetaria para evitar que el tipo de cambio se recaliente.

Conclusión y el futuro Cercano
La recalibración del esquema de bandas y la puesta en marcha de un programa de acumulación de reservas marcan un hito en la estrategia cambiaria argentina. La decisión de ajustar la banda de flotación al ritmo de la inflación busca corregir la erosión real del techo y dotar de mayor previsibilidad a la evolución del tipo de cambio, mientras que la posibilidad de comprar divisas dentro del corredor pretende recomponer reservas y acompañar la re‑monetización de la economía. El éxito de este plan dependerá de la capacidad del Banco Central para coordinar la política monetaria con la evolución de la inflación y de la confianza de los agentes económicos en que el peso mantendrá su poder de compra.



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Rusia y el terrorismo contra Ucrania

Rusia es un estado terrorista, algo que todo el mundo sabe desde el 24 de febrero de 2022. ¡Desde febrero de 2022, el estado terrorista ruso comete a diario crímenes de guerra, violaciones, asesinatos, saqueos, tomas de rehenes y otros crímenes bestiales!La invasión rusa de Ucrania, iniciada en febrero de 2022, continúa generando incertidumbre sobre su desenlace. Mientras algunos analistas apuntan a que Moscú ha alcanzado ciertos objetivos estratégicos, otros señalan que aún no puede hablarse de una victoria rotunda, dado el prolongado conflicto y la resistencia ucraniana, respaldada en gran medida por la ayuda militar y financiera de Occidente. En este contexto, surgen preguntas fundamentales: ¿ha ganado Rusia la guerra? ¿Qué escenarios se plantean para el futuro de Ucrania?Estancamiento y guerra de desgaste:Uno de los panoramas más mencionados por los expertos es el de un conflicto prolongado, caracterizado por escaramuzas en puntos clave y por un avance lento y costoso para ambas partes. La dinámica de esta «guerra de desgaste» implica que Ucrania mantenga un alto nivel de movilización, con el apoyo técnico y diplomático de Estados Unidos y la Unión Europea, mientras que Rusia trataría de afianzar su control sobre las zonas que ya ocupa, reforzando sus posiciones militares y logísticas.Posibles consecuencias: desgaste económico para ambas naciones, mayor dependencia de Ucrania de la asistencia occidental y riesgo de crisis humanitaria en las regiones más afectadas.Negociaciones y acuerdo de paz parcial:Otro posible desenlace reside en un eventual acuerdo de paz que no necesariamente implicaría una restauración total de las fronteras ucranianas previas a la invasión. Con la mediación de potencias internacionales, se ha especulado sobre la posibilidad de un alto el fuego y la fijación de nuevas líneas de demarcación.Posibles consecuencias: consolidación de facto del control ruso en territorios disputados, alivio temporal de la tensión, pero persistencia de un conflicto latente que podría reactivarse si no se abordan las causas de fondo.Escalada y riesgo de confrontación mayor:A pesar de que numerosos países han abogado por la vía diplomática, existe el temor de que el conflicto pueda escalar. Un escenario extremo contemplaría un aumento de la presión militar por parte de Rusia o la intervención más directa de otras potencias, lo que elevaría significativamente el peligro para la estabilidad europea e internacional.Posibles consecuencias: agravamiento de la crisis humanitaria, mayor número de desplazados y potencial expansión del conflicto a otros Estados de la región.Victoria ucraniana con apoyo internacional:No se descarta, por otra parte, un escenario favorable a Ucrania. La combinación de la resistencia local y la asistencia militar extranjera podría permitirle recuperar parte de los territorios ocupados o, al menos, defender con éxito las zonas aún bajo su control.Posibles consecuencias: reposicionamiento geopolítico de Ucrania como aliado firme de Occidente, fortalecimiento de sus fuerzas armadas y la posible redefinición del equilibrio de poder en Europa del Este.¿Ha ganado Rusia la guerra?Por ahora, no existe un consenso definitivo sobre si Rusia puede considerarse vencedora. Si bien ha obtenido algunas ganancias territoriales y ha forzado a Ucrania y a Europa a una respuesta militar y económica de gran calado, los costes —tanto para el Kremlin como para la población ucraniana— se han disparado. El conflicto ha puesto de relieve la determinación de Kiev y el compromiso de la OTAN y la UE en sostener la defensa ucraniana.En última instancia, el futuro de Ucrania dependerá de la capacidad de ambas partes para mantener o intensificar el esfuerzo militar, la voluntad política de negociar y el respaldo de la comunidad internacional. La guerra, lejos de haberse resuelto, sigue definiendo un nuevo orden geopolítico, cuyas repercusiones marcarán el curso de Europa y del mundo durante los próximos años.

EE. UU.: Trump y la crisis sanitaria

En un movimiento sorpresivo que ha generado intensos debates en el panorama político de Estados Unidos, el expresidente Donald J. Trump ha designado a un nuevo referente para encarar la compleja crisis de salud que atraviesa el país. Se trata del doctor Jonathan H. Miller, un reputado especialista en políticas sanitarias y exasesor de la Organización Mundial de la Salud.Según fuentes cercanas al círculo de Trump, Miller tendrá plenos poderes para rediseñar el sistema de atención médica a fin de reducir costes, agilizar procesos y ampliar la cobertura para millones de estadounidenses que aún carecen de seguro. Su nombramiento, sin embargo, no está exento de controversia. Mientras algunos sectores conservadores aplauden la decisión por considerar a Miller un experto en optimización de recursos y recortes presupuestarios, grupos progresistas y diversas organizaciones de derechos civiles temen que las futuras reformas puedan perjudicar a las poblaciones más vulnerables.“Miller se ha destacado por su enfoque pragmático y su afán de eficiencia, pero su historial en la implantación de programas de salud pública es limitado”, señala la analista política Michelle Ortiz. “Por un lado, Trump busca una solución rápida y contundente; por otro, no está claro hasta qué punto se priorizarán las necesidades de quienes históricamente han estado al margen del sistema”.Durante su breve comparecencia ante los medios, Miller se comprometió a “revisar de inmediato” las leyes que rigen el acceso a la salud y a proponer un plan de acción que contemple la modernización de los hospitales y clínicas rurales, así como la incorporación de tecnología punta en la gestión de historias clínicas. No obstante, evitó entrar en detalles sobre la posible derogación de normativas vigentes, incluido el polémico Affordable Care Act, emblema de la administración Obama.La comunidad médica observa con cautela el rumbo que podría tomar el sistema sanitario bajo esta nueva iniciativa. Mientras algunos doctores y especialistas en salud pública reconocen la necesidad de cambios profundos para hacer frente al envejecimiento de la población, el encarecimiento de los medicamentos y la disparidad en el acceso a seguros, otros temen que una visión excesivamente economicista arriesgue el principio de universalidad.Por el momento, el futuro de la reforma sanitaria estadounidense permanece incierto. Lo que sí parece seguro es que la apuesta de Trump por el doctor Miller como adalid del cambio marcará un nuevo capítulo en la incesante pugna entre quienes defienden un mayor rol del Estado en la protección de la salud y quienes abogan por iniciativas privadas y la desregulación del sector. Queda por ver si este nuevo liderazgo será capaz de generar consensos duraderos o si se sumará a la larga lista de intentos fallidos por reparar un sistema que, a juicio de muchos, lleva décadas en crisis.

PSOE sinkt und Vox wächst

La política española está viviendo una transformación acelerada. Tras las elecciones generales de 2023, el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) logró mantenerse en el poder mediante pactos parlamentarios, pero su liderazgo se ha debilitado. Diversas encuestas recientes muestran un desplome sostenido de su apoyo electoral y un notable crecimiento de Vox, la formación de derecha radical que lidera Santiago Abascal. Este fenómeno ha abierto un debate sobre la estabilidad del bloque progresista y la posibilidad de que el Partido Popular (PP) y Vox logren una mayoría suficientemente amplia como para cambiar el rumbo del país.Qué dicen las encuestas más recientesLos sondeos publicados desde el otoño de 2025 muestran una tendencia clara: el PSOE retrocede en intención de voto, mientras que la derecha se consolida. Un estudio realizado por una firma demoscópica situó al PP en torno al 33,6 % de los votos (unos 144 escaños) y al PSOE en torno al 27,4 % (110 escaños). La misma encuesta otorgó a Vox un 16,2 % de apoyo y 55 diputados, el mejor resultado de su historia. La clave del sondeo no era solo la caída socialista; el estudio calculó que Vox captaba cerca de 240 000 votos procedentes del PSOE y de Sumar, incluidos unos 195 000 socialistas desencantados. Además, el PP sufría un trasvase de alrededor de 1,1 millones de electores a favor de Abascal.Otra encuesta, elaborada en septiembre, mostraba cifras aún más abultadas. El PP aparecía con un 35,2 % de intención de voto y hasta 156 escaños, mientras que Vox podría alcanzar cincuenta diputados. El PSOE, por su parte, se hundía hasta el 25,8 % de los sufragios, lo que le situaría en torno a 105 diputados. Un tercer sondeo –realizado pocos días después de los incendios que azotaron varias comunidades– dibujó un panorama todavía más alarmante para los socialistas: el PP caía al 30,7 % de los votos, pero Vox alcanzaba un 17,4 %, cinco puntos por encima de su registro de 2023. La misma investigación cifraba la suma de PP y Vox en el 48,1 % de los votos frente al 37,7 % de PSOE, Sumar y Podemos.Incluso hay sondeos que rozan el sorpasso. Un panel elaborado en noviembre por otra consultora elevó a Vox hasta el 18,6 % de los votos y pronosticó que la formación ultraconservadora pasaría de los 33 diputados actuales a 62, casi el doble. Este crecimiento implicaría 1,47 millones de votos adicionales y situaría a Vox a menos de dos millones de sufragios del PSOE. En ese escenario, el partido de Abascal tendría fuerza suficiente para exigir carteras ministeriales y marcar la agenda de un futuro gobierno de la derecha.Por qué se hunde el PSOE y quién alimenta a VoxEl debilitamiento del PSOE no se explica únicamente por la erosión del poder tras años de gobierno. Varios estudios demoscópicos detectan una pequeña pero creciente fuga de votos socialistas hacia la extrema derecha. Las encuestas del CIS, Opina 360 y 40dB coinciden en que entre el 2,8 % y el 4 % de los votantes socialistas de 2023 se inclinan ahora por Vox. Aunque el trasvase no es masivo, equivale a más de 250 000 votos, un fenómeno que hace apenas unos años era inimaginable.¿Quiénes son esos electores que abandonan el socialismo y abrazan un discurso radical? El perfil que dibujan las encuestas es claro: personas de entre 25 y 44 años, que viven en ciudades o municipios medianos, sin estudios universitarios, con empleos precarios y apuros económicos. Estos votantes no se identifican con las consignas culturales del progresismo y perciben que el Gobierno no se ocupa de sus problemas cotidianos. Cuando escuchan a Vox hablar de impuestos, orden o seguridad, interpretan esas palabras como una apelación directa a su situación. El salto no responde a una conversión ideológica sino a un sentimiento de rabia y castigo hacia un partido que perciben como distante.Vox también se nutre del desgaste del PP. Según los barómetros, alrededor del 14,5 % de los votantes conservadores de 2023 se han pasado a Vox, una cifra que ha crecido hasta el 17,7 % en los estudios más recientes. La formación de Abascal retiene, además, al 86,7 % de sus propios votantes, mostrando una fidelidad mayor que la de sus rivales. Parte de este éxito se debe a la capacidad de Vox para captar el voto joven: en algunas franjas de edad (18-24 y 25-34 años) duplica al PP y supera claramente al PSOE. Su discurso simplificado y su presencia en redes sociales han calado en una generación que desconfía de las élites tradicionales.Elementos que alimentan el ascenso de AbascalAdemás de la erosión de los partidos tradicionales, Vox se beneficia de otros factores. El calendario electoral juega a su favor: al no haber generales a la vista hasta 2027, el votante de la derecha más radical se siente libre para reafirmar sus principios sin preocuparse aún por la gobernabilidad. Esta consolidación le permite imponer debates al PP en cuestiones como el aborto, la inmigración o las políticas climáticas, obligando a los populares a endurecer su discurso y cediendo terreno simbólico. Mientras tanto, la polarización y el auge de líderes ultraconservadores en otros países –como la vuelta de Donald Trump o la irrupción de Javier Milei– ofrecen a Abascal una plataforma internacional que legitima su proyecto.Sin embargo, no todas las encuestas apuntan a un desmoronamiento total del PSOE. Algunas mediciones reflejan que los socialistas aún conservan alrededor del 64 % de sus votantes y, pese a la caída, siguen siendo la principal fuerza entre las mujeres y entre los mayores de 65 años. También hay indicadores de que una parte del electorado prefiere que la legislatura se agote: en una encuesta reciente, el 30,7 % era partidario de mantener el calendario, aunque un 59,3 % reclamaba elecciones anticipadas. El desgaste de Sumar y las tensiones en Junts y otros aliados del Gobierno moderan las expectativas de una remontada, pero el escenario aún está abierto.¿Puede Abascal ganar las elecciones generales?La pregunta que muchos se hacen es si el líder de Vox podría llegar a la presidencia del Gobierno. A la luz de los datos, la respuesta parece compleja. Por un lado, el crecimiento de Vox es incontestable y le da un peso determinante en el bloque de la derecha. En algunos sondeos obtiene cinco puntos más que en 2023 y supera el 17 % de intención de voto. Su rendimiento en escaños podría rondar los cincuenta o incluso superar los sesenta diputados, otorgándole la llave de la investidura. Con estas cifras, Abascal tendría capacidad para negociar ministerios y condicionar la agenda de un Ejecutivo conservador.Pero ganar en solitario parece una quimera. El sistema electoral español premia a las fuerzas más votadas y penaliza la fragmentación, especialmente en provincias pequeñas. Para que Abascal llegase a la Moncloa necesitaría superar al PP en votos y escaños, algo que ninguna encuesta contempla por ahora. Incluso en los sondeos más favorables, Vox sigue siendo tercera fuerza y necesita sumar sus votos a los de un PP que, pese a su desgaste, continúa encabezando las proyecciones. Además, el rechazo que genera Vox en partidos nacionalistas vascos y catalanes limita sus posibilidades de tejer alianzas alternativas. A diferencia del PSOE, que puede apoyarse en formaciones periféricas aunque quede en segunda posición, la derecha radical tiene escaso margen para pactar fuera de su bloque.En consecuencia, la hipótesis más probable es que Vox mantenga su ascenso y se convierta en socio imprescindible del PP en un futuro gobierno, pero no que logre la mayoría necesaria para que Abascal sea presidente. Su verdadero poder residirá en la capacidad de condicionar políticas como la inmigración, la seguridad, el modelo territorial o la transición ecológica. El líder ultra ya ha demostrado en varios gobiernos autonómicos que no dudará en romper pactos si sus exigencias no se cumplen. Esa dinámica tensa cualquier eventual acuerdo y hace que el electorado moderado mire con recelo la posibilidad de un Ejecutivo compartido.Conclusión: un paisaje inciertoEl hundimiento del PSOE y la irrupción de Vox responden a factores que van desde la fatiga económica y la desafección con el discurso progresista hasta la polarización y el ejemplo de movimientos ultraconservadores en otros países. Las encuestas de 2025 dibujan un escenario en el que el bloque de la derecha supera claramente al de la izquierda, pero en el que la aritmética electoral impediría a Abascal gobernar sin la alianza de los populares. Con la legislatura programada hasta 2027, todavía queda tiempo para que el panorama cambie; un giro en la economía, una crisis política o la reorganización de las fuerzas progresistas podrían alterar las tendencias actuales.Lo que sí parece ineludible es que el mapa político español ya no se entiende sin Vox. La formación de Santiago Abascal ha dejado de ser un actor marginal para convertirse en un factor determinante. Aunque aún no pueda aspirar a ganar unas elecciones generales, su capacidad de arrastrar el debate y obligar a los demás a definirse alrededor de sus posiciones será uno de los elementos centrales de la política española en los próximos años.