2026: BRICS desafían al Dólar
La sigla BRICS nació en 2009 para agrupar a Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, pero el bloque dejó de ser un club de cinco potencias emergentes. En 2025 incorporó a Egipto, Etiopía, Indonesia, Irán, Arabia Saudí y los Emiratos Árabes Unidos, lo que eleva a once el número de miembros y multiplica su peso demográfico y económico. Además, el grupo creó una categoría de países asociados que incluye a naciones como Bielorrusia, Bolivia, Kazajistán, Malasia, Nigeria y Vietnam. Juntos representan alrededor del 46 % de la población mundial y más del 36 % del PIB global en paridad de poder adquisitivo. Esta expansión ha suscitado más de 30 solicitudes de adhesión, reflejo de un creciente interés en construir un contrapeso a las instituciones financieras dominadas por Occidente.
El bloque no sólo ha crecido en número; también ha reconfigurado sus prioridades. En su cumbre de julio de 2025 en Río de Janeiro, sus líderes descartaron la creación inmediata de una moneda única, pero acordaron intensificar el comercio en monedas locales y desarrollar un sistema de pagos independiente. La India, uno de los miembros clave, insistió en que el grupo «no conspira para socavar el dólar», y los responsables rusos aseguraron que el objetivo es reducir la dependencia de la divisa estadounidense, no sustituirla.
Un dólar debilitado por su propia economía
El 2025 se cerró con uno de los descensos más severos del dólar en cinco décadas. El índice que mide la divisa frente a una cesta de monedas cayó alrededor del 11 % en el primer semestre del año, marcando el fin de un ciclo alcista iniciado en 2010. La caída fue atribuida a la ralentización del crecimiento estadounidense, al aumento de la deuda pública y a la incertidumbre sobre la política comercial, especialmente por la imposición de nuevos aranceles. Analistas de mercados señalaron que la moneda podría perder otro 10 % antes de 2026, ya que se espera que la Reserva Federal reduzca sus tipos de interés a medida que el crecimiento se enfríe.
Además, inversores extranjeros están incrementando sus coberturas contra la depreciación del dólar, lo que implica vender la divisa y presiona aún más su valor. La debilidad de la moneda estadounidense no solo encarece las importaciones para los consumidores estadounidenses, sino que también crea un terreno fértil para que otras economías busquen alternativas. En esta coyuntura, las iniciativas de los BRICS adquieren una relevancia inusitada.
De-dolarización: comercio en monedas locales y oro
Uno de los cambios más notables dentro del bloque es el creciente uso de monedas nacionales en el comercio intrabloque. Según datos presentados en la cumbre de 2025, alrededor del 90 % de las operaciones entre países BRICS ya se liquidan en monedas locales, frente a aproximadamente el 65 % de dos años antes. Este salto obedece a varios factores: los acuerdos energéticos entre China y Rusia, que fijan precios en yuanes o rublos; el aumento de los corredores de comercio en rupias entre India, Rusia y Emiratos Árabes; y el auge de líneas de intercambio de divisas que evitan la plataforma SWIFT.
Paralelamente, los bancos centrales de los BRICS están acumulando oro a un ritmo sin precedentes. Se estima que los bancos centrales compraron más de 2 100 toneladas en 2022 y 2023, y que países como India, Arabia Saudí y la República Kirguisa incrementaron significativamente sus reservas. La cotización del metal alcanzó máximos históricos de más de 4 300 dólares por onza en octubre de 2025, y analistas atribuyen parte de ese repunte al movimiento de de-dolarización del bloque.
Más allá de la acumulación de reservas, el grupo ha ideado una arquitectura de liquidación respaldada en oro para el comercio bilateral. Desde 2017, Rusia y China experimentan con el uso de yuanes convertibles en oro a través de la Bolsa de Oro de Shanghái. Este mecanismo, que se ha extendido a Arabia Saudí y otros socios, permite liquidar exportaciones de energía garantizando la convertibilidad de la moneda en oro. El ministro de Exteriores ruso declaró que ningún miembro propone reemplazar el dólar, sino realizar las transacciones en monedas nacionales.
BRICS Pay: un sistema de pagos sin SWIFT
Además del comercio en monedas locales y el uso del oro, los BRICS trabajan en BRICS Pay, una plataforma de pagos transfronterizos destinada a vincular los sistemas de mensajería financiera de cada país. El prototipo se presentó en Moscú en octubre de 2024, pero a mediados de 2025 seguía en fase de planificación. Los países esperan desplegar pruebas más amplias hacia finales de 2025 o a lo largo de 2026.
BRICS Pay pretende interconectar sistemas ya existentes, como el SPFS ruso, el CIPS chino, la UPI india y Pix de Brasil, e integrar las futuras monedas digitales de los bancos centrales. La meta es procesar hasta 20 000 mensajes por segundo con estándares de seguridad y autenticación rigurosos. Sin embargo, persisten desafíos: la interoperabilidad entre sistemas de 11 economías con marcos regulatorios y niveles de desarrollo financiero muy distintos, así como la necesidad de armonizar normas contra el blanqueo de capitales.
Funcionarios rusos insinuaron que un proyecto piloto podría estar listo antes de finales de 2026, aunque el vicecanciller del mismo país aclaró posteriormente que la puesta en marcha plena se prevé para 2030. Aun así, países sudamericanos han expresado que están «listos para aceptar el sistema de pagos» una vez que esté operativo.
Tensión con Washington y aranceles
Desde Estados Unidos se observa con recelo esta agenda. El presidente estadounidense ha calificado al bloque como un “ataque” al dólar y ha prometido imponer aranceles del 100 % a cualquier país que impulse una nueva moneda o sistemas de pago alternativos, asegurando incluso que sus advertencias provocaron que países «abandonaran» el proyecto. En los meses previos, ya había amenazado con gravar en un 10 % a aquellos que «se alineen con políticas antiamericanas».
A pesar de estas presiones, varios miembros del bloque han respondido que las iniciativas no están dirigidas contra nadie. Funcionarios brasileños aseguraron que su presidencia de los BRICS en 2025 no promovería una moneda común y que las reformas buscaban facilitar pagos en monedas locales y reducir costes de transacción, sin eliminar las reservas en dólares. India, por su parte, subrayó la importancia de respetar el multilateralismo y el derecho a elegir sistemas de pago sin perder relaciones con Occidente. El Kremlin remarcó que el bloque «nunca ha tenido como objetivo a terceros países ni sus divisas».
La tensión se refleja también en el comercio. Las amenazas de aranceles han obligado a Rusia, India y Brasil a intensificar sus alianzas bilaterales y a buscar mercados alternativos para sus exportaciones. Al mismo tiempo, algunos expertos advierten que presionar a los países para que utilicen el dólar podría acelerar el uso de monedas locales y fortalecer la tendencia de de-dolarización.
El papel del Banco de Desarrollo y las finanzas locales
La creación de infraestructura financiera en monedas locales es otro pilar del plan. El Banco de Desarrollo de los BRICS (NDB, por sus siglas en inglés), con sede en Shanghái, ha recaudado fondos en yuanes y rands y planea emitir su primer bono en rupias antes de marzo de 2026 para financiar proyectos en India. La emisión, de entre 400 y 500 millones de dólares, busca diversificar el financiamiento y fomentar la internacionalización de la rupia.
Según su estrategia 2022‑2026, la institución pretende que al menos el 30 % de sus préstamos se otorguen en las monedas de los países miembros. Funcionarios brasileños y chinos han señalado que la clave no es crear una nueva divisa, sino consolidar un conjunto de instrumentos financieros que permita a cada economía reducir su exposición al dólar y abaratar las transacciones internacionales.
Perspectivas para la cumbre de 2026
La próxima cumbre, prevista para 2026 en la India, se perfila como un punto de inflexión. Aunque ninguna autoridad ha confirmado el lanzamiento de una moneda conjunta, se espera que el encuentro profundice en la interoperabilidad de los sistemas de pago, en la expansión de las líneas de intercambio de divisas y en la incorporación de las futuras monedas digitales de los bancos centrales. Analistas prevén que el BRICS Pay se ensaye en corredores concretos y que la cooperación en comercio de materias primas con liquidaciones en yuanes, rublos, reales o rupias se amplíe.
La debilidad estructural del dólar, el crecimiento de las reservas de oro y el aumento de las tensiones geopolíticas podrían convertir a 2026 en el año en que los BRICS lancen su mayor desafío a la hegemonía del dólar. Sin embargo, los líderes del bloque insisten en que su intención es construir una arquitectura financiera más equilibrada y multipolar, no provocar un colapso de la economía estadounidense. La transición hacia un mundo con múltiples monedas de reserva será gradual y exigirá superar enormes desafíos técnicos, políticos y jurídicos.
Conclusión
El “ataque” que algunos interpretan como inminente no es una ofensiva bélica sino una reorientación silenciosa del comercio y las finanzas. Con un dólar debilitado por factores internos y una coalición de naciones que representa casi la mitad del planeta, el movimiento de los BRICS hacia pagos en monedas locales, sistemas de compensación basados en oro y plataformas digitales autónomas podría transformar el sistema monetario internacional. 2026 marcará probablemente el inicio de una nueva fase en la que los BRICS pondrán a prueba estas herramientas. Si tienen éxito, el dólar seguirá siendo relevante, pero su posición como pilar incontestable del comercio internacional ya no estará asegurada.
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