El Comercio De La República - EEUU: Deuda Supera PIB de Japón

Lima -

EEUU: Deuda Supera PIB de Japón




En un momento en que la economía global enfrenta desafíos sin precedentes, Estados Unidos se encuentra al borde de una crisis de deuda histórica. Bajo la administración de Donald Trump, el déficit presupuestario ha alcanzado niveles alarmantes, superando incluso el Producto Interno Bruto (PIB) de Japón, una de las economías más grandes del mundo.

Según datos recientes, la deuda nacional de EEUU ha superado los 30 billones de dólares, mientras que el déficit anual se acerca a los 3 billones de dólares. En comparación, el PIB de Japón es de aproximadamente 5 billones de dólares. Esto significa que el déficit anual de EEUU representa casi el 60% del PIB japonés, una cifra que pone en perspectiva la magnitud del desequilibrio fiscal.

Históricamente, la deuda nacional de Estados Unidos ha crecido en tiempos de guerra o crisis económicas, pero nunca había llegado a los niveles actuales. Este aumento se atribuye en gran medida a las políticas fiscales implementadas durante la presidencia de Trump. La combinación de recortes tributarios masivos para corporaciones y personas de altos ingresos, junto con un incremento sostenido en el gasto militar y otros programas, ha generado un déficit sin precedentes. Una de las medidas más destacadas fue la Ley de Reducción de Impuestos y Empleos de 2017, que disminuyó significativamente las tasas impositivas, reduciendo los ingresos del gobierno mientras los gastos continuaban creciendo.

Un economista señaló: "La situación actual de la deuda en EEUU es insostenible y requiere una acción inmediata por parte del gobierno." Las consecuencias de esta crisis podrían ser devastadoras, tanto a nivel nacional como global. Entre los riesgos se encuentran una pérdida de confianza por parte de los inversores, un aumento en las tasas de interés y la posibilidad de una recesión económica que podría afectar a millones de personas.

Para enfrentar este problema, los expertos proponen soluciones como el incremento de impuestos, la reducción del gasto público y reformas estructurales en el sistema fiscal. Sin embargo, implementar estas medidas requerirá un liderazgo político sólido y un acuerdo entre las partes, algo que hasta ahora ha sido difícil de lograr.

La crisis de deuda en Estados Unidos no es solo un número en un balance: es un desafío que afecta a todos sus ciudadanos y al equilibrio económico mundial. Es urgente que los líderes dejen de lado sus diferencias y trabajen juntos hacia una solución sostenible.



Destacados


Rusia y el terrorismo contra Ucrania

Rusia es un estado terrorista, algo que todo el mundo sabe desde el 24 de febrero de 2022. ¡Desde febrero de 2022, el estado terrorista ruso comete a diario crímenes de guerra, violaciones, asesinatos, saqueos, tomas de rehenes y otros crímenes bestiales!La invasión rusa de Ucrania, iniciada en febrero de 2022, continúa generando incertidumbre sobre su desenlace. Mientras algunos analistas apuntan a que Moscú ha alcanzado ciertos objetivos estratégicos, otros señalan que aún no puede hablarse de una victoria rotunda, dado el prolongado conflicto y la resistencia ucraniana, respaldada en gran medida por la ayuda militar y financiera de Occidente. En este contexto, surgen preguntas fundamentales: ¿ha ganado Rusia la guerra? ¿Qué escenarios se plantean para el futuro de Ucrania?Estancamiento y guerra de desgaste:Uno de los panoramas más mencionados por los expertos es el de un conflicto prolongado, caracterizado por escaramuzas en puntos clave y por un avance lento y costoso para ambas partes. La dinámica de esta «guerra de desgaste» implica que Ucrania mantenga un alto nivel de movilización, con el apoyo técnico y diplomático de Estados Unidos y la Unión Europea, mientras que Rusia trataría de afianzar su control sobre las zonas que ya ocupa, reforzando sus posiciones militares y logísticas.Posibles consecuencias: desgaste económico para ambas naciones, mayor dependencia de Ucrania de la asistencia occidental y riesgo de crisis humanitaria en las regiones más afectadas.Negociaciones y acuerdo de paz parcial:Otro posible desenlace reside en un eventual acuerdo de paz que no necesariamente implicaría una restauración total de las fronteras ucranianas previas a la invasión. Con la mediación de potencias internacionales, se ha especulado sobre la posibilidad de un alto el fuego y la fijación de nuevas líneas de demarcación.Posibles consecuencias: consolidación de facto del control ruso en territorios disputados, alivio temporal de la tensión, pero persistencia de un conflicto latente que podría reactivarse si no se abordan las causas de fondo.Escalada y riesgo de confrontación mayor:A pesar de que numerosos países han abogado por la vía diplomática, existe el temor de que el conflicto pueda escalar. Un escenario extremo contemplaría un aumento de la presión militar por parte de Rusia o la intervención más directa de otras potencias, lo que elevaría significativamente el peligro para la estabilidad europea e internacional.Posibles consecuencias: agravamiento de la crisis humanitaria, mayor número de desplazados y potencial expansión del conflicto a otros Estados de la región.Victoria ucraniana con apoyo internacional:No se descarta, por otra parte, un escenario favorable a Ucrania. La combinación de la resistencia local y la asistencia militar extranjera podría permitirle recuperar parte de los territorios ocupados o, al menos, defender con éxito las zonas aún bajo su control.Posibles consecuencias: reposicionamiento geopolítico de Ucrania como aliado firme de Occidente, fortalecimiento de sus fuerzas armadas y la posible redefinición del equilibrio de poder en Europa del Este.¿Ha ganado Rusia la guerra?Por ahora, no existe un consenso definitivo sobre si Rusia puede considerarse vencedora. Si bien ha obtenido algunas ganancias territoriales y ha forzado a Ucrania y a Europa a una respuesta militar y económica de gran calado, los costes —tanto para el Kremlin como para la población ucraniana— se han disparado. El conflicto ha puesto de relieve la determinación de Kiev y el compromiso de la OTAN y la UE en sostener la defensa ucraniana.En última instancia, el futuro de Ucrania dependerá de la capacidad de ambas partes para mantener o intensificar el esfuerzo militar, la voluntad política de negociar y el respaldo de la comunidad internacional. La guerra, lejos de haberse resuelto, sigue definiendo un nuevo orden geopolítico, cuyas repercusiones marcarán el curso de Europa y del mundo durante los próximos años.

EE. UU.: Trump y la crisis sanitaria

En un movimiento sorpresivo que ha generado intensos debates en el panorama político de Estados Unidos, el expresidente Donald J. Trump ha designado a un nuevo referente para encarar la compleja crisis de salud que atraviesa el país. Se trata del doctor Jonathan H. Miller, un reputado especialista en políticas sanitarias y exasesor de la Organización Mundial de la Salud.Según fuentes cercanas al círculo de Trump, Miller tendrá plenos poderes para rediseñar el sistema de atención médica a fin de reducir costes, agilizar procesos y ampliar la cobertura para millones de estadounidenses que aún carecen de seguro. Su nombramiento, sin embargo, no está exento de controversia. Mientras algunos sectores conservadores aplauden la decisión por considerar a Miller un experto en optimización de recursos y recortes presupuestarios, grupos progresistas y diversas organizaciones de derechos civiles temen que las futuras reformas puedan perjudicar a las poblaciones más vulnerables.“Miller se ha destacado por su enfoque pragmático y su afán de eficiencia, pero su historial en la implantación de programas de salud pública es limitado”, señala la analista política Michelle Ortiz. “Por un lado, Trump busca una solución rápida y contundente; por otro, no está claro hasta qué punto se priorizarán las necesidades de quienes históricamente han estado al margen del sistema”.Durante su breve comparecencia ante los medios, Miller se comprometió a “revisar de inmediato” las leyes que rigen el acceso a la salud y a proponer un plan de acción que contemple la modernización de los hospitales y clínicas rurales, así como la incorporación de tecnología punta en la gestión de historias clínicas. No obstante, evitó entrar en detalles sobre la posible derogación de normativas vigentes, incluido el polémico Affordable Care Act, emblema de la administración Obama.La comunidad médica observa con cautela el rumbo que podría tomar el sistema sanitario bajo esta nueva iniciativa. Mientras algunos doctores y especialistas en salud pública reconocen la necesidad de cambios profundos para hacer frente al envejecimiento de la población, el encarecimiento de los medicamentos y la disparidad en el acceso a seguros, otros temen que una visión excesivamente economicista arriesgue el principio de universalidad.Por el momento, el futuro de la reforma sanitaria estadounidense permanece incierto. Lo que sí parece seguro es que la apuesta de Trump por el doctor Miller como adalid del cambio marcará un nuevo capítulo en la incesante pugna entre quienes defienden un mayor rol del Estado en la protección de la salud y quienes abogan por iniciativas privadas y la desregulación del sector. Queda por ver si este nuevo liderazgo será capaz de generar consensos duraderos o si se sumará a la larga lista de intentos fallidos por reparar un sistema que, a juicio de muchos, lleva décadas en crisis.

China al límite por aranceles

China enfrenta una crisis económica sin precedentes debido a los aranceles impuestos por Estados Unidos, que han escalado hasta niveles históricos. La guerra comercial entre las dos mayores economías del mundo ha alcanzado un punto crítico, con tarifas estadounidenses que llegaron al 145% sobre productos chinos y represalias chinas que gravan bienes estadounidenses con hasta un 125%. Esta escalada, iniciada en abril de 2025, ha desestabilizado las cadenas de suministro globales y ha generado temores de una recesión mundial.La economía china, fuertemente dependiente de las exportaciones, está sintiendo el impacto. Las exportaciones a Estados Unidos, que representan una parte significativa del crecimiento económico del país, cayeron drásticamente en los últimos meses. La actividad manufacturera se contrajo a su nivel más bajo en 16 meses, con fábricas ralentizando producción y despidiendo trabajadores. Sectores clave como la electrónica, los juguetes y los textiles enfrentan graves dificultades, con productos acumulándose en almacenes debido a los altos costos que los aranceles imponen en el mercado estadounidense. Empresas como las que producen bienes de consumo y juguetes, que dependen en gran medida de la mano de obra barata china, advierten que los precios están aumentando, lo que afecta tanto a los consumidores estadounidenses como a los fabricantes chinos.Beijing ha respondido con medidas de estímulo económico, incluyendo recortes en las tasas de interés y una inyección masiva de liquidez para estabilizar los mercados. El Banco Popular de China redujo la tasa de referencia en mayo de 2025 y anunció una bajada en los requisitos de reserva bancaria, liberando miles de millones de yuanes al sistema financiero. Sin embargo, analistas advierten que estas medidas pueden ser insuficientes para contrarrestar el daño de los aranceles y otros desafíos internos, como la crisis inmobiliaria y el desempleo juvenil. Además, China busca diversificar sus mercados y reducir su dependencia de Estados Unidos, pero este proceso llevará tiempo y no compensará las pérdidas inmediatas.La retórica entre ambos países sigue siendo dura. Mientras Washington insiste en equilibrar el comercio y proteger su industria, Beijing promete "luchar hasta el final", lo que sugiere que la guerra comercial podría intensificarse aún más. Aunque se logró una tregua temporal en mayo de 2025, reduciendo los aranceles estadounidenses al 30% y los chinos al 10% por 90 días, la incertidumbre persiste. Los puertos estadounidenses reportan una caída en los buques provenientes de China, y las bolsas globales fluctúan ante cada nuevo anuncio.El impacto trasciende a China y Estados Unidos. Los consumidores estadounidenses enfrentan aumentos de precios en bienes esenciales, desde electrónicos hasta juguetes, mientras que las empresas estadounidenses advierten sobre la dificultad de reubicar sus cadenas de suministro fuera de China en el corto plazo. En China, el gobierno enfrenta presión para mantener su objetivo de crecimiento del 5% para 2025, lo que podría requerir un estímulo fiscal adicional de cientos de miles de millones de dólares.La situación plantea un dilema: continuar la confrontación arriesga una ruptura económica global, pero ceder podría debilitar la posición de ambas potencias. Por ahora, China está al borde de un punto de no retorno, con su economía tambaleándose bajo el peso de los aranceles y la incertidumbre sobre el futuro de su relación comercial con Estados Unidos.