El Comercio De La República - ¿La UE y sus objetivos climáticos?

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¿La UE y sus objetivos climáticos?




Esta edición de Semana Europea se centra en las catastróficas inundaciones en Europa central, la presentación de los comisarios designados de la UE y el poder económico del Pacto Verde europeo.



Destacados


Rusia y el terrorismo contra Ucrania

Rusia es un estado terrorista, algo que todo el mundo sabe desde el 24 de febrero de 2022. ¡Desde febrero de 2022, el estado terrorista ruso comete a diario crímenes de guerra, violaciones, asesinatos, saqueos, tomas de rehenes y otros crímenes bestiales!La invasión rusa de Ucrania, iniciada en febrero de 2022, continúa generando incertidumbre sobre su desenlace. Mientras algunos analistas apuntan a que Moscú ha alcanzado ciertos objetivos estratégicos, otros señalan que aún no puede hablarse de una victoria rotunda, dado el prolongado conflicto y la resistencia ucraniana, respaldada en gran medida por la ayuda militar y financiera de Occidente. En este contexto, surgen preguntas fundamentales: ¿ha ganado Rusia la guerra? ¿Qué escenarios se plantean para el futuro de Ucrania?Estancamiento y guerra de desgaste:Uno de los panoramas más mencionados por los expertos es el de un conflicto prolongado, caracterizado por escaramuzas en puntos clave y por un avance lento y costoso para ambas partes. La dinámica de esta «guerra de desgaste» implica que Ucrania mantenga un alto nivel de movilización, con el apoyo técnico y diplomático de Estados Unidos y la Unión Europea, mientras que Rusia trataría de afianzar su control sobre las zonas que ya ocupa, reforzando sus posiciones militares y logísticas.Posibles consecuencias: desgaste económico para ambas naciones, mayor dependencia de Ucrania de la asistencia occidental y riesgo de crisis humanitaria en las regiones más afectadas.Negociaciones y acuerdo de paz parcial:Otro posible desenlace reside en un eventual acuerdo de paz que no necesariamente implicaría una restauración total de las fronteras ucranianas previas a la invasión. Con la mediación de potencias internacionales, se ha especulado sobre la posibilidad de un alto el fuego y la fijación de nuevas líneas de demarcación.Posibles consecuencias: consolidación de facto del control ruso en territorios disputados, alivio temporal de la tensión, pero persistencia de un conflicto latente que podría reactivarse si no se abordan las causas de fondo.Escalada y riesgo de confrontación mayor:A pesar de que numerosos países han abogado por la vía diplomática, existe el temor de que el conflicto pueda escalar. Un escenario extremo contemplaría un aumento de la presión militar por parte de Rusia o la intervención más directa de otras potencias, lo que elevaría significativamente el peligro para la estabilidad europea e internacional.Posibles consecuencias: agravamiento de la crisis humanitaria, mayor número de desplazados y potencial expansión del conflicto a otros Estados de la región.Victoria ucraniana con apoyo internacional:No se descarta, por otra parte, un escenario favorable a Ucrania. La combinación de la resistencia local y la asistencia militar extranjera podría permitirle recuperar parte de los territorios ocupados o, al menos, defender con éxito las zonas aún bajo su control.Posibles consecuencias: reposicionamiento geopolítico de Ucrania como aliado firme de Occidente, fortalecimiento de sus fuerzas armadas y la posible redefinición del equilibrio de poder en Europa del Este.¿Ha ganado Rusia la guerra?Por ahora, no existe un consenso definitivo sobre si Rusia puede considerarse vencedora. Si bien ha obtenido algunas ganancias territoriales y ha forzado a Ucrania y a Europa a una respuesta militar y económica de gran calado, los costes —tanto para el Kremlin como para la población ucraniana— se han disparado. El conflicto ha puesto de relieve la determinación de Kiev y el compromiso de la OTAN y la UE en sostener la defensa ucraniana.En última instancia, el futuro de Ucrania dependerá de la capacidad de ambas partes para mantener o intensificar el esfuerzo militar, la voluntad política de negociar y el respaldo de la comunidad internacional. La guerra, lejos de haberse resuelto, sigue definiendo un nuevo orden geopolítico, cuyas repercusiones marcarán el curso de Europa y del mundo durante los próximos años.

EE. UU.: Trump y la crisis sanitaria

En un movimiento sorpresivo que ha generado intensos debates en el panorama político de Estados Unidos, el expresidente Donald J. Trump ha designado a un nuevo referente para encarar la compleja crisis de salud que atraviesa el país. Se trata del doctor Jonathan H. Miller, un reputado especialista en políticas sanitarias y exasesor de la Organización Mundial de la Salud.Según fuentes cercanas al círculo de Trump, Miller tendrá plenos poderes para rediseñar el sistema de atención médica a fin de reducir costes, agilizar procesos y ampliar la cobertura para millones de estadounidenses que aún carecen de seguro. Su nombramiento, sin embargo, no está exento de controversia. Mientras algunos sectores conservadores aplauden la decisión por considerar a Miller un experto en optimización de recursos y recortes presupuestarios, grupos progresistas y diversas organizaciones de derechos civiles temen que las futuras reformas puedan perjudicar a las poblaciones más vulnerables.“Miller se ha destacado por su enfoque pragmático y su afán de eficiencia, pero su historial en la implantación de programas de salud pública es limitado”, señala la analista política Michelle Ortiz. “Por un lado, Trump busca una solución rápida y contundente; por otro, no está claro hasta qué punto se priorizarán las necesidades de quienes históricamente han estado al margen del sistema”.Durante su breve comparecencia ante los medios, Miller se comprometió a “revisar de inmediato” las leyes que rigen el acceso a la salud y a proponer un plan de acción que contemple la modernización de los hospitales y clínicas rurales, así como la incorporación de tecnología punta en la gestión de historias clínicas. No obstante, evitó entrar en detalles sobre la posible derogación de normativas vigentes, incluido el polémico Affordable Care Act, emblema de la administración Obama.La comunidad médica observa con cautela el rumbo que podría tomar el sistema sanitario bajo esta nueva iniciativa. Mientras algunos doctores y especialistas en salud pública reconocen la necesidad de cambios profundos para hacer frente al envejecimiento de la población, el encarecimiento de los medicamentos y la disparidad en el acceso a seguros, otros temen que una visión excesivamente economicista arriesgue el principio de universalidad.Por el momento, el futuro de la reforma sanitaria estadounidense permanece incierto. Lo que sí parece seguro es que la apuesta de Trump por el doctor Miller como adalid del cambio marcará un nuevo capítulo en la incesante pugna entre quienes defienden un mayor rol del Estado en la protección de la salud y quienes abogan por iniciativas privadas y la desregulación del sector. Queda por ver si este nuevo liderazgo será capaz de generar consensos duraderos o si se sumará a la larga lista de intentos fallidos por reparar un sistema que, a juicio de muchos, lleva décadas en crisis.

Corea del Sur gira a China

En un giro significativo para la política internacional, las recientes elecciones presidenciales en Corea del Sur han marcado un cambio notable en la dirección del país, con implicaciones profundas para su relación con China. El 3 de junio de 2025, Lee Jae-myung, candidato del Partido Democrático, emergió como el nuevo presidente de Corea del Sur, tras una contienda electoral que capturó la atención tanto nacional como internacional. Su victoria no solo representa un cambio de liderazgo, sino también una posible reorientación de la política exterior surcoreana hacia una mayor cercanía con China, lo que podría reconfigurar el equilibrio de poder en la región de Asia-Pacífico.Un nuevo líder con una visión pragmáticaLee Jae-myung, un exabogado de 61 años y líder del Partido Democrático, ha sido una figura prominente en la política surcoreana, conocido por su enfoque progresista y su énfasis en la lucha contra la desigualdad y la corrupción. Su campaña electoral se centró en promesas de cambio y en la necesidad de una diplomacia pragmática que permita a Corea del Sur navegar en un entorno geopolítico cada vez más complejo. En particular, Lee ha expresado su intención de mejorar las relaciones con China, el principal socio comercial de Corea del Sur, como parte de una estrategia para fortalecer la economía y garantizar la seguridad en la península coreana.Reacciones internacionales: optimismo y preocupaciónLa elección de Lee Jae-myung ha sido recibida con optimismo en Beijing. El gobierno chino ha expresado su esperanza de una cooperación más estrecha con Seúl, destacando la importancia de las relaciones bilaterales para la estabilidad regional. Esta reacción no es sorprendente, dado que China ha buscado durante mucho tiempo contrarrestar la influencia de Estados Unidos en la región, y una Corea del Sur más alineada con sus intereses podría ser un activo valioso. Sin embargo, esta aproximación también ha generado preocupación en otros países, especialmente en Estados Unidos y Japón, que temen que un cambio en la política exterior surcoreana pueda alterar el delicado equilibrio de poder en Asia-Pacífico.Implicaciones económicas y políticasEn términos económicos, la relación entre Corea del Sur y China es de vital importancia. China es el mayor socio comercial de Corea del Sur, y cualquier mejora en las relaciones bilaterales podría traducirse en beneficios económicos significativos para ambas naciones. Sin embargo, esta cercanía también conlleva riesgos, especialmente en un contexto de creciente tensión entre China y Estados Unidos. Corea del Sur, que ha sido un aliado clave de Washington en la región, podría encontrarse en una posición delicada al intentar equilibrar sus intereses económicos con sus compromisos de seguridad.Además, la política de Lee hacia Corea del Norte también será un factor crucial en la configuración de las relaciones con China. A diferencia de su predecesor, Yoon Suk-yeol, quien adoptó una postura más dura hacia Pyongyang, Lee ha abogado por un enfoque más conciliatorio, lo que podría alinearse con los intereses de China en la península. Beijing ha sido un actor clave en las negociaciones sobre el programa nuclear norcoreano y ha abogado por una solución diplomática a la crisis. Una mayor cooperación entre Seúl y Beijing en este frente podría facilitar el diálogo con Pyongyang, aunque también podría generar fricciones con Washington, que ha mantenido una política de máxima presión sobre Corea del Norte.Un cambio impulsado por la crisis internaLa victoria de Lee Jae-myung también ha sido vista como un reflejo del descontento popular con la administración anterior. La destitución de Yoon Suk-yeol, tras su intento fallido de imponer la ley marcial en diciembre de 2024, dejó al país en una situación de crisis política y social. La economía surcoreana, que ya enfrentaba desafíos como el estancamiento del crecimiento y el aumento de la deuda pública, se vio aún más afectada por la inestabilidad política. En este contexto, la promesa de Lee de un cambio radical y de una gestión más efectiva de los problemas internos y externos resonó fuertemente entre los votantes.Desafíos en el horizonteSin embargo, el camino hacia una relación más estrecha con China no estará exento de desafíos. Corea del Sur debe navegar cuidadosamente entre su alianza histórica con Estados Unidos y su necesidad de mantener buenas relaciones con China. Además, la creciente rivalidad entre Washington y Beijing podría complicar aún más la posición de Seúl. La administración de Lee deberá demostrar una habilidad diplomática excepcional para evitar quedar atrapada en medio de las tensiones entre las dos superpotencias.ConclusiónEn resumen, las elecciones en Corea del Sur han marcado un punto de inflexión en la política del país, con la victoria de Lee Jae-myung abriendo la puerta a una posible reorientación hacia China. Este cambio podría tener implicaciones significativas para la economía y la seguridad en la región de Asia-Pacífico, así como para el equilibrio de poder global. A medida que el nuevo presidente asume el cargo, el mundo observará de cerca cómo Corea del Sur navega en este nuevo capítulo de su historia, equilibrando sus intereses nacionales con las complejidades de la geopolítica internacional.