El Comercio De La República - Alarma en Asia por Pacto Ruso-Norcoreano

Lima -

Alarma en Asia por Pacto Ruso-Norcoreano




En un movimiento que ha sacudido el panorama geopolítico de Asia, el presidente ruso Vladimir Putin y el líder norcoreano Kim Jong-un han firmado un tratado de asociación estratégica integral que incluye una cláusula de asistencia militar mutua en caso de agresión. Este acuerdo, firmado durante la visita de Putin a Pyongyang, ha encendido las alarmas en China y Corea del Sur, dos potencias regionales que ven con preocupación el fortalecimiento de la alianza entre Moscú y Pyongyang.

El tratado estipula que si una de las partes es objeto de un ataque armado, la otra le proporcionará inmediatamente asistencia militar y de otro tipo. Este compromiso de defensa mutua es particularmente alarmante para Corea del Sur, que ya enfrenta tensiones constantes con su vecino del norte. La posibilidad de que Rusia intervenga militarmente en un conflicto en la península coreana podría alterar significativamente el equilibrio de poder en la región.

China, por su parte, ha expresado su malestar ante la creciente cercanía entre Rusia y Corea del Norte. Históricamente, Beijing ha sido el principal aliado y socio comercial de Pyongyang, pero el nuevo pacto podría desplazar su influencia. Expertos señalan que China teme que Rusia pueda proporcionar a Corea del Norte tecnología militar avanzada, lo que podría desestabilizar aún más la región y complicar los esfuerzos de Beijing por mantener el statu quo.

La reacción internacional no se ha hecho esperar. Estados Unidos y sus aliados han condenado el acuerdo, argumentando que viola múltiples resoluciones internacionales que prohíben la transferencia de ciertas tecnologías y armamentos a Corea del Norte. Sin embargo, tanto Rusia como Corea del Norte han defendido el tratado como una medida defensiva y pacífica, destinada a proteger su soberanía frente a lo que perciben como amenazas externas.

El pacto entre Putin y Kim Jong-un no solo tiene implicaciones militares, sino también económicas y tecnológicas. Se espera que Rusia proporcione a Corea del Norte ayuda en forma de alimentos, energía y posiblemente tecnología para sus programas de misiles y nucleares. A cambio, Corea del Norte podría enviar tropas y armamento a Rusia para apoyar su esfuerzo bélico en Ucrania, según han sugerido algunas fuentes.

Esta nueva alianza ha sido descrita por algunos analistas como un intento de ambos líderes de contrarrestar el poder de Estados Unidos y sus aliados en la región. Kim Jong-un ha elogiado el acuerdo como un paso hacia la creación de un "nuevo mundo multipolar", mientras que Putin lo ha calificado como un "documento revolucionario" que marcará una nueva era en las relaciones bilaterales.

Sin embargo, la ambigüedad del tratado deja muchas preguntas sin respuesta. No está claro qué constituiría una "agresión" que active la cláusula de defensa mutua, ni qué tipo de asistencia se proporcionaría. Esta falta de claridad podría llevar a interpretaciones erróneas y escaladas no deseadas en futuras crisis.

En resumen, el pacto entre Putin y Kim Jong-un ha generado una ola de preocupación en China y Corea del Sur, así como en la comunidad internacional. Las implicaciones de este acuerdo son vastas y podrían reconfigurar el panorama geopolítico de Asia y más allá. Solo el tiempo dirá cómo se desarrollarán estos eventos y qué impacto tendrán en la estabilidad regional y global.



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Rusia y el terrorismo contra Ucrania

Rusia es un estado terrorista, algo que todo el mundo sabe desde el 24 de febrero de 2022. ¡Desde febrero de 2022, el estado terrorista ruso comete a diario crímenes de guerra, violaciones, asesinatos, saqueos, tomas de rehenes y otros crímenes bestiales!La invasión rusa de Ucrania, iniciada en febrero de 2022, continúa generando incertidumbre sobre su desenlace. Mientras algunos analistas apuntan a que Moscú ha alcanzado ciertos objetivos estratégicos, otros señalan que aún no puede hablarse de una victoria rotunda, dado el prolongado conflicto y la resistencia ucraniana, respaldada en gran medida por la ayuda militar y financiera de Occidente. En este contexto, surgen preguntas fundamentales: ¿ha ganado Rusia la guerra? ¿Qué escenarios se plantean para el futuro de Ucrania?Estancamiento y guerra de desgaste:Uno de los panoramas más mencionados por los expertos es el de un conflicto prolongado, caracterizado por escaramuzas en puntos clave y por un avance lento y costoso para ambas partes. La dinámica de esta «guerra de desgaste» implica que Ucrania mantenga un alto nivel de movilización, con el apoyo técnico y diplomático de Estados Unidos y la Unión Europea, mientras que Rusia trataría de afianzar su control sobre las zonas que ya ocupa, reforzando sus posiciones militares y logísticas.Posibles consecuencias: desgaste económico para ambas naciones, mayor dependencia de Ucrania de la asistencia occidental y riesgo de crisis humanitaria en las regiones más afectadas.Negociaciones y acuerdo de paz parcial:Otro posible desenlace reside en un eventual acuerdo de paz que no necesariamente implicaría una restauración total de las fronteras ucranianas previas a la invasión. Con la mediación de potencias internacionales, se ha especulado sobre la posibilidad de un alto el fuego y la fijación de nuevas líneas de demarcación.Posibles consecuencias: consolidación de facto del control ruso en territorios disputados, alivio temporal de la tensión, pero persistencia de un conflicto latente que podría reactivarse si no se abordan las causas de fondo.Escalada y riesgo de confrontación mayor:A pesar de que numerosos países han abogado por la vía diplomática, existe el temor de que el conflicto pueda escalar. Un escenario extremo contemplaría un aumento de la presión militar por parte de Rusia o la intervención más directa de otras potencias, lo que elevaría significativamente el peligro para la estabilidad europea e internacional.Posibles consecuencias: agravamiento de la crisis humanitaria, mayor número de desplazados y potencial expansión del conflicto a otros Estados de la región.Victoria ucraniana con apoyo internacional:No se descarta, por otra parte, un escenario favorable a Ucrania. La combinación de la resistencia local y la asistencia militar extranjera podría permitirle recuperar parte de los territorios ocupados o, al menos, defender con éxito las zonas aún bajo su control.Posibles consecuencias: reposicionamiento geopolítico de Ucrania como aliado firme de Occidente, fortalecimiento de sus fuerzas armadas y la posible redefinición del equilibrio de poder en Europa del Este.¿Ha ganado Rusia la guerra?Por ahora, no existe un consenso definitivo sobre si Rusia puede considerarse vencedora. Si bien ha obtenido algunas ganancias territoriales y ha forzado a Ucrania y a Europa a una respuesta militar y económica de gran calado, los costes —tanto para el Kremlin como para la población ucraniana— se han disparado. El conflicto ha puesto de relieve la determinación de Kiev y el compromiso de la OTAN y la UE en sostener la defensa ucraniana.En última instancia, el futuro de Ucrania dependerá de la capacidad de ambas partes para mantener o intensificar el esfuerzo militar, la voluntad política de negociar y el respaldo de la comunidad internacional. La guerra, lejos de haberse resuelto, sigue definiendo un nuevo orden geopolítico, cuyas repercusiones marcarán el curso de Europa y del mundo durante los próximos años.

EE. UU.: Trump y la crisis sanitaria

En un movimiento sorpresivo que ha generado intensos debates en el panorama político de Estados Unidos, el expresidente Donald J. Trump ha designado a un nuevo referente para encarar la compleja crisis de salud que atraviesa el país. Se trata del doctor Jonathan H. Miller, un reputado especialista en políticas sanitarias y exasesor de la Organización Mundial de la Salud.Según fuentes cercanas al círculo de Trump, Miller tendrá plenos poderes para rediseñar el sistema de atención médica a fin de reducir costes, agilizar procesos y ampliar la cobertura para millones de estadounidenses que aún carecen de seguro. Su nombramiento, sin embargo, no está exento de controversia. Mientras algunos sectores conservadores aplauden la decisión por considerar a Miller un experto en optimización de recursos y recortes presupuestarios, grupos progresistas y diversas organizaciones de derechos civiles temen que las futuras reformas puedan perjudicar a las poblaciones más vulnerables.“Miller se ha destacado por su enfoque pragmático y su afán de eficiencia, pero su historial en la implantación de programas de salud pública es limitado”, señala la analista política Michelle Ortiz. “Por un lado, Trump busca una solución rápida y contundente; por otro, no está claro hasta qué punto se priorizarán las necesidades de quienes históricamente han estado al margen del sistema”.Durante su breve comparecencia ante los medios, Miller se comprometió a “revisar de inmediato” las leyes que rigen el acceso a la salud y a proponer un plan de acción que contemple la modernización de los hospitales y clínicas rurales, así como la incorporación de tecnología punta en la gestión de historias clínicas. No obstante, evitó entrar en detalles sobre la posible derogación de normativas vigentes, incluido el polémico Affordable Care Act, emblema de la administración Obama.La comunidad médica observa con cautela el rumbo que podría tomar el sistema sanitario bajo esta nueva iniciativa. Mientras algunos doctores y especialistas en salud pública reconocen la necesidad de cambios profundos para hacer frente al envejecimiento de la población, el encarecimiento de los medicamentos y la disparidad en el acceso a seguros, otros temen que una visión excesivamente economicista arriesgue el principio de universalidad.Por el momento, el futuro de la reforma sanitaria estadounidense permanece incierto. Lo que sí parece seguro es que la apuesta de Trump por el doctor Miller como adalid del cambio marcará un nuevo capítulo en la incesante pugna entre quienes defienden un mayor rol del Estado en la protección de la salud y quienes abogan por iniciativas privadas y la desregulación del sector. Queda por ver si este nuevo liderazgo será capaz de generar consensos duraderos o si se sumará a la larga lista de intentos fallidos por reparar un sistema que, a juicio de muchos, lleva décadas en crisis.

Trump desata pánico Bitcoin

La segunda semana de octubre de 2025 fue de euforia para el mercado cripto. Bitcoin había alcanzado un máximo histórico por encima de 126.000 dólares y los fondos cotizados en bolsa (ETF) absorbían miles de millones mientras el índice de “miedo y codicia” marcaba codicia extrema. Todo cambió el viernes 10 de octubre. A las 10 de la mañana, el presidente de Estados Unidos anunció en su red social la imposición de aranceles del 100 % a las importaciones desde China a partir del 1 de noviembre. El mensaje, interpretado como una escalada de la guerra comercial entre dos potencias, golpeó de inmediato al sentimiento inversor y puso fin a la confianza que se había acumulado en días previos.La reacción en los mercadosLas bolsas reaccionaron con pánico: Wall Street registró su peor caída en meses. Sin embargo, el epicentro del terremoto se ubicó en las criptomonedas. En menos de una hora el precio de Bitcoin cayó desde alrededor de 121.000 dólares hasta 109.000 dólares, una pérdida superior al 12 %. Ethereum retrocedió un 16 % y tokens como Solana, XRP y Dogecoin sufrieron caídas del 20 % al 50 %. Según datos de plataformas de derivados, más de 7.000 millones de dólares en posiciones apalancadas se liquidaron en la primera hora y, al finalizar la jornada, el total superaba los 19.000 millones, un récord histórico que multiplicó por diez las liquidaciones registradas en colapsos previos como el de la pandemia de 2020 y el de FTX en 2022. Más de 1,6 millones de operadores vieron desaparecer sus cuentas en cuestión de minutos.El efecto dominó afectó a otros activos. Los índices bursátiles estadounidenses perdieron billones de dólares en valor de mercado y se reavivaron los temores de recesión. El oro y los bonos del Tesoro se convirtieron en refugio ante la huida de capitales. La venta masiva se extendió también a las principales memecoins: el token vinculado a la figura del propio presidente, un criptoactivo de carácter humorístico, perdió casi el 40 % de su valor al tocar un mínimo de 4,65 dólares.Narrativas de tragedia y especulaciónDetrás de las cifras se escondieron historias humanas. Konstantin Galich, conocido en redes como Kostya Kudo, un trader e influencer ucraniano con decenas de miles de seguidores, fue encontrado muerto al día siguiente en Kiev; las primeras investigaciones apuntaron a un suicidio. En los días previos había mostrado señales de angustia y publicado mensajes de despedida relacionados con el desplome. El caso puso de relieve la presión emocional que sufren muchos operadores de alto riesgo.La volatilidad también alimentó teorías de manipulación. Foros de trading describieron la historia de un usuario anónimo que abrió una nueva cuenta poco antes del anuncio y apostó a la baja con una posición extraordinaria sobre Bitcoin, obteniendo ganancias estimadas en 190 millones de dólares al cerrar su posición en el mínimo. La sincronía perfecta con el anuncio presidencial desató especulaciones sobre uso de información privilegiada y destacó los riesgos de un mercado que aún carece de controles robustos.Consecuencias y perspectivasAnalistas recordaron que esta “corrección” superó en magnitud a todas las crisis anteriores del sector cripto. En pocas horas se evaporaron alrededor de medio billón de dólares del valor de mercado total de los criptoactivos, y Bitcoin perdió más de 200 mil millones de valor. La fortaleza exhibida en fechas recientes se puso en entredicho: tras la caída inicial, los precios rebotaron parcialmente cuando el presidente moderó su tono y aseguró que “todo estará bien”, pero la mayoría de analistas advirtió que la tendencia a corto plazo depende de la evolución de la disputa comercial con China.Más allá del rebote técnico, la lección para inversores y emprendedores es clara. La política seguirá marcando el pulso de los activos financieros y ejecutando revulsiones que ningún algoritmo puede anticipar. Los expertos subrayan la necesidad de reducir la exposición a proveedores únicos y diversificar las cadenas de suministro ante la creciente fragmentación comercial. Dentro del sector cripto, la crisis evidenció que el uso excesivo de apalancamiento y la dependencia de plataformas centralizadas puede multiplicar las pérdidas. Organismos especializados sugieren fortalecer las prácticas de gestión de riesgos y evitar posiciones extremas basadas en mensajes políticos.Reflexión finalLa jornada del 10 de octubre de 2025 quedará grabada como el “viernes negro” de las criptomonedas. Un solo mensaje bastó para desencadenar la mayor caída absoluta de Bitcoin y del mercado cripto en su historia. El episodio puso de manifiesto la vulnerabilidad de un ecosistema altamente interconectado, donde la geopolítica, la especulación y las emociones pueden desencadenar tormentas devastadoras. A la vez, mostró que la confianza y la recuperación dependen tanto de factores macroeconómicos como de la percepción pública. Tras la tempestad, la comunidad cripto debate cómo avanzar hacia una mayor resiliencia en un mundo donde el próximo tuit puede cambiarlo todo.